[ Pobierz całość w formacie PDF ]

poco os sorprendieron hablando con Drinij Bara, y creo que esto ha sido obra
vuestra.
 No sabemos nada  dijo Moonglum.
 El campamento es un caos  aulló Terarn Gashtek , llevará un día
entero reorganizar a mis hombres..., y cuando están desatados de este modo no
obedecen a nadie. Pero cuando haya impuesto el orden, interrogaré a todos mis
hombres. Si decís la verdad, seréis liberados; entretanto, os daremos todo el
tiempo que os haga falta para hablar con el hechicero.  Hizo una señal con la
77
cabeza . Lleváoslos, desarmadlos, atadlos y metedlos en la perrera de Drinij
Bara.
Mientras se los llevaban de allí, Elric masculló:
 Debemos escaparnos y encontrar a ese gato, pero mientras tanto, no
hemos de malgastar esta oportunidad de hablar con Drinij Bara.
 No, hermano hechicero  dijo Drinij Bara en la oscuridad , no te
ayudaré. No pienso arriesgar nada hasta que el gato y yo no estemos juntos.
 Pero Terarn Gashtek ya no puede amenazarte.
 Pero ¿y si captura al gato?
Elric no contestó. A pesar de las incómodas ataduras, logró moverse un
poco sobre las duras tablas del carro. Se disponía a continuar con sus esfuerzos
para persuadir al mago cuando alguien levantó el toldo y una figura atada cayó
al lado de ellos. En medio de la oscuridad, preguntó en la lengua oriental:
 ¿Quién eres?
El hombre contestó en la lengua del Oeste:
 No te entiendo.
 ¿Eres occidental?  preguntó Elric en la lengua común.
 Sí. Soy un mensajero oficial de Karlaak. Fui capturado por estos
chacales apestosos cuando regresaba a la ciudad.
 ¿Qué? ¿Eres el hombre que enviamos a ver a Dyvim Slorm, mi pariente?
Soy Elric de Melniboné.
 Mi señor, ¿entonces estamos todos presos? Por todos los dioses...
Karlaak está perdida.
 ¿Has logrado entregar el mensaje a Dyvim Slorm?
 Sí..., logré dar con él y su banda. Afortunadamente, se encontraban
más cerca de Karlaak de lo que sospechábamos.
 ¿Y qué contestó a mi petición?
 Dijo que unos cuantos jóvenes podrían estar dispuestos, pero que
incluso con el auxilio de la brujería, tardaría un cierto tiempo en llegar a la Isla
del Dragón. Existe una posibilidad.
 Es todo lo que nos hace falta..., pero no servirá de nada a menos que
cumplamos con el resto de nuestro plan. Hemos de recuperar el alma de Drinij
Bara, para que Terarn Gashtek no pueda obligarle a defender a los bárbaros.
Tengo una idea..., se trata del recuerdo de un antiguo parentesco que los de
Melniboné teníamos con un ser llamado Meerclar. Doy gracias a los dioses por
haber descubierto esas drogas en Troos y por conservar mi fuerza. Ahora he de
llamar a mi espada para que acuda a mí.
Cerró los ojos y relajó cuerpo y mente; luego se concentró en un único
punto: la espada Tormentosa.
La simbiosis que unía a hombre y espada había existido durante años y
todavía perduraban ciertos lazos.
 ¡Tormentosa!,  gritó Elric . ¡Tormentosa, únete a tu hermano! Ven,
dulce espada rúnica, ven asesina de linajes forjada en el infierno, tu amo te
necesita...
Afuera comenzó a soplar un viento gimiente. Elric oyó gritos de temor y un
silbido. Entonces, la cubierta del carro se partió en dos dejando entrar la luz de
78
las estrellas y la espada gimiente que se balanceaba en el aire, sobre su cabeza.
Luchó por incorporarse, sintiendo náuseas por lo que se disponía a hacer, pero
reconfortado en cierto modo por el hecho de que en esa ocasión no le guiaba un
interés egoísta, sino la necesidad de salvar al mundo de la amenaza del bárbaro.
 Dame tu fuerza, espada mía  gimió mientras con las manos atadas
aferraba la empuñadura . Dame tu fuerza, y esperemos que sea la última vez.
El acero se retorció en sus manos; Elric notó una horrible sensación
cuando la fuerza de la espada, la fuerza robada a cientos de hombres valientes,
como el vampiro roba la sangre de sus víctimas, fluía en su cuerpo estremecido.
Quedó dotado entonces de una fuerza peculiar que no era enteramente
física. Su rostro pálido se crispó cuando se concentró para controlar el nuevo
poder y la espada, que amenazaban con poseerlo por completo. Cortó sus
ataduras y se puso en pie.
En ese mismo instante, un grupo de bárbaros se acercó al carro a toda
carrera. Elric se apresuró a cortar las tiras de cuero que ataban a los otros, e
inconsciente de la presencia de los guerreros, gritó otro nombre.
Hablaba en una nueva lengua, una lengua extraña que en circunstancias
normales no habría podido recordar. Era una de las lenguas que los Reyes
Hechiceros de Melniboné, los antepasados de Elric, habían aprendido hacía cientos
de siglos, incluso antes de la creación de Imrryr, la Soñada.
 Meerclar de los Gatos, soy yo, tu pariente, Elric de Melniboné, el último de
su linaje que hizo votos de amistad contigo y tu pueblo. ¿Me oyes, Señor de los
Gatos?
Más allá de la tierra, en un mundo que no respondía a las leyes físicas del
tiempo y el espacio que gobernaban el planeta, brillando en un profundo calor azul y
ámbar, una criatura antropoide se estiró y bostezó, dejando ver unos dientecitos
puntiagudos. Frotó la cabeza lánguidamente contra su hombro peludo y escuchó.
La voz que oía no pertenecía a uno de los suyos, la especie que amaba y
protegía. Pero reconoció la lengua en que hablaba.
Sonrió para sus adentros cuando recordó y sintió la agradable sensación de la
camaradería. Recordó una raza que, a diferencia de otros humanos (a los que
desdeñaba) había compartido sus cualidades, una raza que, al igual que él, amaba
el placer, la crueldad y la sofisticación. La raza de los melniboneses.
Meerclar, Señor de los Gatos, Protector de los Felinos, se dirigió con gracia hacia
el lugar de donde provenía aquella voz.
 ¿Cómo puedo ayudarte? ronroneó.
 Meerclar, buscamos a uno de los tuyos, que está cerca de aquí.
 Sí, siento ya su presencia. ¿Qué quieres de él?
 Nada que le pertenezca... pero tiene dos almas, y una de ellas no es suya.
 Es verdad..., su nombre es Fiarshern, y pertenece a la gran familia de
Trrechoww. Lo llamaré. Acudirá a mí.
Afuera, los bárbaros pugnaban por dominar el miedo a los acontecimientos
sobrenaturales que tenían lugar en el carro. Terarn Gashtek lanzó una maldición y
les gritó:
 Son unos pocos contra cinco mil de los nuestros. ¡Prendedles al punto!
79
Sus guerreros comenzaron a avanzar cautelosamente. Fiarshern, el gato,
oyó una voz; su instinto le indicó que se ría una tontería desobedecerla. Y echó a
correr hacia el lugar de donde provenía. [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • reyes.pev.pl